La Guardia Civil es una institución querida y respetada en España. Los españoles estamos en deuda con este Instituto armado por sus innegables servicios a la causa de la libertad, regados con la sangre generosa de sus miembros. La Guardia Civil muere pero no se rinde, se escuchaba en los funerales de los miembros del cuerpo sacrificados en el altar de la democracia en la lucha contra ETA. Todos los gobiernos democráticos desde la Transición han confiado en ella, la han respetado y han dejado su actuación en manos de sus mandos, sin interferencias políticas, más allá de la dirección general que ostenta un civil y que no debe inmiscuirse en decisiones operativas. Esta no injerencia puede estar en peligro y comenzó hace algo más de un año cuando el ministro del Interior Grande-Marlaska destituyó a un héroe de la lucha contra ETA. La destitución del máximo responsable de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, el coronel Manuel Sánchez Corbí, generó un terremoto en el seno del cuerpo. En el Instituto Armado llevaba semanas circulando la idea que el Gobierno de Pedro Sánchez estaba tratando de cortocircuitar la tradicional independencia de sus mandos. El relevo fulminante de Corbí, encargado de las investigaciones de los grandes casos de corrupción, se interpretó como otro paso en esa estrategia. Pero la cosa no ha quedado aquí. En España hemos tenido varias elecciones generales que no han dado la mayoría absoluta a ningún candidato. Por eso de que el fin justifica los medios, y el fin para Pedro Sánchez no era otro que gobernar a toda costa, ha tenido que llegar a unos pactos vergonzosos para lograr la abstención de los partidos golpistas catalanes y del partido heredero de ETA. Y si hay alguien que no se va a dejar domesticar por golpistas y etarras esa es la Guardia Civil y eso lo saben los que han llevado al Gobierno a Sánchez y por ello quieren meter sus sucias manos en nuestra querida Benemérita. Y han pedido cosas, y lo peor es que las han conseguido. Parece que es un hecho que la Guardia Civil perderá sus competencias en Tráfico en la Comunidad Foral de Navarra. Un confinamiento en sus cuarteles que solo puede culminar con la salida definitiva de la Guardia Civil de Navarra. Hace unos días hemos conocido que Marlaska ha cesado al director general de la Guardia Civil, que había respaldado sin fisuras la actuación del cuerpo en Cataluña. Supongo que el nombre del sustituto se propondrá desde la cárcel de Lledoners y el Gobierno de Sánchez acatará sumiso. La Guardia Civil se siente atacada. Me cuenta algún asistente al acto de la Pascua Militar que fue significativo y comentado el hecho de que ninguno de los tres tenientes generales más antiguos del Cuerpo (el Director Adjunto Operativo, el Jefe de Operaciones y el Jefe de Logística) asistieran al mismo. No fue un desplante al Rey, sino a un Gobierno entregado a los que quieren romper España. Podrán relevar al director general, podrán relevar al Jefe de Zona en Cataluña, e incluso podrán relevar al DAO, pero lo que no podrán es acabar con el acendrado patriotismo de la Guardia Civil, ni con la voluntad férrea de todos sus hombres y mujeres de defender la Constitución y las leyes. Estoy seguro de que también valen para la Guardia Civil las palabras de despedida del hasta ayer Jefe del Estado Mayor de la Defensa que concluye su carta de despedida a sus compañeros con un “ante todo España, sobre todo España, siempre España”. Y yo añado: Viva la Guardia Civil

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Written by Miguel Angel Rodríguez
He sido muchas cosas, ahora solo un ciudadano de a pie que expresa su opinión sobre los asuntos de su interés, que son variados. Si no os gusta lo que leéis podéis seguir circulando. Sin acritud. Per aspera ad astra.