Cada vez que gobierna el PSOE los españoles de a pie nos tenemos que familiarizar con términos y conceptos que se acuñan y se ponen en circulación para tapar las vergüenzas de los nefastos gobiernos de izquierda. Uno de esos conceptos fue la prima de riesgo, término desconocido fuera del ámbito de los economistas, que se hizo un hueco en las conversaciones habituales durante el gobierno del infame Zapatero. En julio de 2012 esa prima de riesgo se disparó hasta los 610 puntos y abocaba a España al rescate total, rescate que se evitó por las decisiones acertadas y valientes del posterior gobierno del Partido Popular. Ya no se volvió a hablar más de la prima de riesgo fuera de los ámbitos especializados.
Hoy, con otro gobierno socialista, las cosas pueden ir a peor. Mirando a Europa para ver cuando vienen esos ansiados fondos,dejamos de mirar lo que pasa en nuestro solar patrio. Al igual que surgieron expertos en la prima de riesgo hoy surgen expertos en los mercados mayoristas de la electricidad. Que el lunes 9 de agosto, y los días posteriores, la luz alcanzara nuevos máximos históricos, con un precio medio de 106,74 euros el megavatio hora (MWh), superando así el anterior récord de 106,57 euros que alcanzó el pasado 21 de julio, es culpa de los mercados mayoristas. Si señor autónomo, si usted va a pagar este mes 1.000 euros de luz por mantener abierto a duras penas su negocio, mientras que el año pasado pagó algo más de 600 euros, la culpa no es de Pedro Sánchez ni del PSOE, es de los mercados mayoristas que a usted le tienen manía. Todavía recuerdo cómo concejales socialistas, algunas ONG y asociaciones de distinto pelaje, clamaban hace unos años (con gobiernos del PP) contra la pobreza energética por esos niños que pasaban frío en invierno, porque sus padres nos podían pagar una factura de luz infinitamente más barata que ahora, y cómo callan vergonzosamente hoy ante estos precios en plena ola de calor; o ante esas colas para conseguir alimentos que se forman ante instituciones de la Iglesia Católica y ante los Bancos de Alimentos. Y llegará septiembre y vendrá la vuelta al cole con su cuesta, y no solo económica. La vuelta al cole se planeó cuando aún no se conocía el alcance de la variante Delta del coronavirus, un patógeno más contagioso que siembra dudas sobre si las medidas que se han planteado serán efectivas.
Y mientras, los dirigentes socialistas preocupados porque en las Comunidades Autónomas donde gobierna el PP los ciudadanos pagan menos impuestos y reciben mejores servicios. Y la solución no es aprender de los que lo hacen bien, sino que la solución es subir los impuestos a todos. Igualar pero pagando más para mantener los 22 ministerios y el ejército de altos cargos y de asesores. Y en septiembre también finaliza la prórroga de los ERTES. Tras conocer los buenos datos de empleo propiciados por el sector turístico, parece que nos hemos olvidado de los miles de trabajadores que están en esta situación y conviene recordar que, pese al repunte de la afiliación en julio, las principales actividades del sector turístico aglutinan 177.302 afectados por ERTE, el 53.4% del total. Por otro lado, y retomando el tema impuestos, en Castilla-La Mancha Page hace seguidismo de su jefe y también se apunta a pedir una subida de impuestos “igualatoria”. Ya nos explicarán cómo van a mantener la maquinaria de la región con los gastos desbocados, creando nuevos órganos con nuevos “organistas” dentro de ellos con sus sueldos, sus coches y sus asesores sin subir impuestos y con menos ingresos de la Administración General del Estado en los presupuestos de 2022. Pues eso, a subir impuestos.
Esta es la triste realidad de España y de Castilla-La Mancha en las postrimerías de agosto de 2021 mientras Pedro Sánchez sigue con sus ensoñaciones y sus viajes a Nueva York y a Mallorca a costa de nuestros bolsillos y Page diciendo allí una cosa y haciendo aquí la contraria.
A estas alturas decir que “lo de Sánchez” raya lo patológico, no puede sorprender a nadie. Durante el tiempo que lleva ejerciendo como presidente del Gobierno ha dado muestras de sobra de no tener el más mínimo escrúpulo moral a la hora de pactar con quien sea y de claudicar lo que sea con tal de seguir en La Moncloa.
Resistir es su lema, como sea y a costa de lo que sea. Y en ese “como sea y a costa de lo que sea” se incluye el hacer todo tipo de concesiones a sus socios catalanes, unos socios insaciables amén de enemigos de España, que es lo mismo que decir enemigos de lo que debería ser y representar un presidente del Gobierno.
La próxima afrenta a España y a los españoles será el anunciado indulto a los políticos golpistas catalanes, unos políticos condenados por la justicia por la comisión de graves delitos y a los que aún les queda un importante porcentaje de la pena por cumplir.
Ahora el Gobierno y sus terminales mediáticos están empeñados en plantear la cuestión como un asunto relativo al perdón y a la reconciliación. Tengo que empezar diciendo que el perdón no es un concepto jurídico, sino moral. En este sentido plantean la cuestión del perdón desde una dimensión social, para entenderlo como un proceso de reconciliación, pero deberían saber que ese perdón entendido así se trata de una experiencia que compete a cada individuo, por lo que la elección de condonar el daño compete solo a la víctima. Aquí las víctimas somos todos los españoles, por lo que el Gobierno no puede conceder un perdón que no le compete. Yo no les perdono.
Pero igual Sánchez no está pensando en el perdón desde el punto de vista moral, sino desde el punto de vista cristiano. Si es así casi me pilla. Resulta que el perdonar no es optativo para los cristianos, es una obligación. De hecho la oración cristiana por excelencia, el Padrenuestro, lo deja meridianamente claro. Tenemos que perdonar a los que nos ofenden, eso si, tienen que seguir cumplido su condena si han infringido la ley.
Hay una tercera dimensión que quizá se le pueda acomodar más al personaje de Sánchez. La dimensión que supone el pensar que tiene poder sobre vidas y haciendas. Me viene a la cabeza la escena de la película “La lista de Schindler”, en la que el protagonista trata de convencer a Amon Goeth, comandante nazi del campo de exterminio, de que la auténtica autoridad es la del gobernante que, pudiendo castigar,perdona. A raíz de esa conversación cuando tiene en la mirilla de su rifle a un infeliz y opta por no disparar Amon se siente como un emperador romano levantando el pulgar en el Coliseo. Es verdad que las ganas de perdonar le duraron menos que a nuestro Gobierno, que tiene el ánimo bien dispuesto.
Si hablamos de indulto, que no de perdón, porque indulto es lo que recogen nuestras leyes, las condiciones para que se puedan conceder no se dan. Para que pueda haber indulto el reo debe estar arrepentido, y en este caso no solo no lo están, sino que amenazan con volver a incumplir la ley. Además no se puede dar de forma colectiva, eso sería una amnistía, y el Gobierno está dispuesto a conceder ese indulto de forma colectiva a todos los implicados.
En definitiva, que en esta cuestión el Gobierno se vuelve a poner enfrente de la gran mayoría de la sociedad española solo por mantener el cargo y a costa de seguir dilapidando el poco prestigio que le pueda quedar a las instituciones españolas vapuleadas por Sánchez.
“¡Oh tiempos, oh costumbres!” que diría el clásico. Un año más llegó la noche del día 30 de abril. Una noche en la que diferentes rondallas se acercaban hasta el Camarín de Nuestra Señora la Virgen del Prado para cantar los populares mayos. Durante esa noche diferentes asociaciones y colectivos instalan Cruces de Mayo, con el objetivo de cantar y rezar a la cruz, invitando a todos a los que se acerquen a contemplarlas a dulces típicos de la zona, acompañados de la tradicional limoná. El año pasado fue imposible celebrar este día, pero anoche la tradición se impuso al virus. No hubo cánticos ni bailes, pero si cruces. En buen número y bien bonitas por cierto.
Ayer junto a mi familia, hay perpetuar la tradición, visité algunas hasta que apareció la lluvia. Una lluvia que viene muy bien a nuestros campos.

Será el próximo 22 de abril, quedan apenas 48 horas, cuando el rey Felipe VI presida en Cartagena la botadura del submarino ‘Isaac Peral’ (S-81), el submarino convencional (no nuclear) más avanzado del mundo. Será el primero de los cuatro que fabrica la empresa nacional Navantia para la Armada Española y que tras los muchos avatares sufridos por el programa S-80 por fin ve la luz. Los tres restantes buques de la clase S-80 que siguen en construcción en los astilleros de Navantia llevarán los nombres de Narciso Monturiol (S-82), Cosme García (S-83) y el cuarto y último de la serie, el S-84, será nominado ‘Mateo García de los Reyes’, en homenaje a este almirante primer jefe del Arma Submarina española que fue asesinado en Paracuellos del Jarama por elementos de izquierda al comienzo de la Guerra Civil Española. Estos nombres se decidieron en 2012 siendo ministro de Defensa Pedro Morenés. El Boletín Oficial del Ministerio de Defensa publicó el 30 de enero de 2012 la disposición firmada por el ministro en la que se asignan esos nombres a los cuatro nuevos buques. La orden ministerial de 13 de enero especifica que la nominación se realiza a propuesta del entonces jefe del Estado Mayor de la Armada, el almirante Manuel Rebollo García.
Sin duda la industria de Defensa española da un salto cualitativo con estos submarinos que servirán como embajadores de la industria española de cara a futuros encargos de otras marinas del mundo. En la actualidad la Armada dispone solo de dos sumergibles, de los que solo tiene operativo el ‘Tramontana’, debido a que el ‘Galerna’ aún sigue en gran carena en el astillero de Navantia, por lo que este proyecto es vital para mantener las capacidades de nuestra Armada ya que disponer de Arma Submarina es un factor de gran importancia para la defensa nacional y un instrumento fundamental de disuasión, cuyas características propias de discreción, movilidad y autonomía logística le permiten llevar a cabo misiones encubiertas, tácticas y de inteligencia.
Respecto a los que están en construcción, el ‘Isaac Peral’ está acabado y preparado para su botadura como hemos dicho más arriba, y su dotación formada en la sala de simuladores de la Escuela de Submarinos, lista para embarcar. Además el nombre elegido no podía ser más acertado para reconocer al inventor del primer submarino. En 2014 en mi condición de senador vocal de la Comisión de Defensa del Senado, tuve el honor de impulsar y defender una moción en la que se pedía que durante 2015, por medio de la Armada Española y promoviendo la colaboración de entidades públicas y privadas, se llevaran a cabo actos y actividades para conmemorar el primer centenario de la creación del Arma Submarina y el 120 aniversario del fallecimiento de Isaac Peral. El 22 de abril próximo el cartagenero Isaac Peral tendrá el mejor de los homenajes y su nombre volverá a enseñorearse de los mares del mundo. Esos mares surcados secularmente por naves con los colores rojigualda en sus pabellones de popa, capaces de gestas heroicas y de descubrimientos que asombraron al mundo.
El pasado 14 de abril se cumplían 90 años desde que se proclamó la II República en España, allá por 1931 del pasado siglo. Una República que salió de unas elecciones municipales en las que no se dilucidaba la forma política del Estado, pero que los que estaban ávidos de derribar a Alfonso XIII lo tomaron como un plebiscito a favor del cambio de régimen. Más allá de si la Monarquía estaba devaluada o no, tras los desastres bélicos en África y tras la Dictadura de Primo de Rivera, lo cierto y verdad es que ese día no se votaba entre Monarquía o República.
Esa República pronto defraudó a muchos de sus partidarios. Julio Camba en su libro “Haciendo de República” arremete contra esos republicanos que lo único que querían era un cargo en el Gobierno y cambiar el nombre a las calles. Algo parecido a los izquierdistas de salón de hoy. Cuenta Camba que se encontraba en Villagarcía de Arosa esperando el tren de Santiago para ir a Madrid y el tren llegaba con mucho retraso. Al fin apareció el tren a lo lejos y dice que la máquina viejísima “resoplaba, jadeaba, suspiraba… y por fin, en un esfuerzo supremo, el tren logró dominar la cuesta, y al poco rato aparecía en el andén” Ya en la estación un señor empezó a despotricar diciendo “¿habráse visto un escándalo semejante! ¿Cómo hay todavía autoridades que toleren esa máquina? Tiene usted razón, le dijo otro, esa máquina ya no está para nada – No, si yo no me refiero a la máquina precisamente – repuso el señor con grandes voces, – la máquina es lo de menos. Lo que me parece intolerable es que se siga llamando Alfonso XIII. Llevamos ya dos meses de República, y aún no le han cambiado el nombre. Es un verdadero escarnio.” Camba quedó estupefacto y fue durante todo el trayecto pensando en la extraña psicología de ese hombre, buen republicano, que no sentía el menor deseo de sustituir las pésimas máquinas por otras mejores, pero que quería a toda costa ponerle nombres nuevos. Y llega a la conclusión de que eran legión los republicanos que, habiéndose creído durante la Monarquía partidarios de un cambio de régimen, no fueron nunca, en rigor, más que partidarios de un cambio del nombre del régimen. Algo así pasa ahora con los republicanos de nuevo cuño.
Más preocupante es la actitud del presidente del Gobierno que, ante su ineptitud manifiesta para solucionar los problemas de España, lanza cortinas de humo hablando de la República y de Franco como si eso fuera lo que necesitan los españoles para salir de la crisis. Una crisis en buena medida provocada por él mismo y por sus medidas. Sánchez es tan aficionado al periodo histórico de la Guerra Civil que ha conseguido llevar la Deuda Pública del Estado a niveles que no se veían desde ese conflicto fratricida. El día 14 en el Congreso, supongo que para desviar la atención, quiso acordarse del cumpleaños de esa “República luminosa” que tanto añora. Una República que fue la antesala de la Guerra Civil por los desmanes que los propios republicanos provocaron y que consiguieron que lo positivo que pudiera traer fuera mucho menos que lo negativo. Desde el punto de vista histórico, que un presidente del Gobierno recuerde en el Congreso en 2021 la proclamación de la República en 1931, para mí tiene el mismo valor que si recuerda el 182 aniversario del “Abrazo de Vergara”, que acabó con la Primera Guerra Carlista.
Por eso es conveniente que los que creemos en nuestros símbolos y en nuestras instituciones defendamos la institución monárquica frente a los ataques del propio Gobierno. También tenemos que defenderla frente a los timoratos que, para quedar bien con la izquierda, propugnan la falacia de que en la práctica vivimos en un régimen republicano, porque el Rey reina pero no gobierna. Efectivamente el Rey reina pero no gobierna, pero es Rey y España es una Monarquía porque así lo dice la Constitución.
De niño, cuando todavía no sabía lo que era la ley de la conservación de la energía, me hacía gracia y me generaba intriga la afirmación esa de que la energía no se crea ni se destruye solo se transforma. A este blog, en el que llevo escribiendo ininterrumpidamente desde 2012 y al que destino parte de mis energías, le ha llegado el momento de transformarse. Este papiro digital en el que vierto mis opiniones sufre a partir de hoy una transformación sencilla, solo de diseño, para hacerlo más visual sobre todo cuando se accede desde un dispositivo móvil, aunque en un ordenador o tableta se sigue apreciando mucho mejor, al menos para mi gusto. Cosas de la tecnología.
Y aunque se sigue accediendo con las tres uve dobles seguido de plazadelamarina.es, cuando se entra se ve que el título del blog ha cambiado. Por razones obvias, el blog se llamaba “desde la Plaza de la Marina” que es donde se encuentra el Senado de España y en aquel momento yo era senador, por lo que los temas tenían un componente de política nacional importante. Ahora mismo desempeño mis funciones en las Cortes de Castilla-La Mancha y escribo generalmente desde mi casa en los pocos ratos libres que me deja la política, cerca del monte de la Atalaya. Por eso se llamará “al socaire de la Atalaya”. Sigo con las acepciones marineras porque socaire significa según la RAE el abrigo o defensa que ofrece algo en su lado opuesto a aquel de donde sopla el viento. Y así me siento, defendido o protegido por este monte que en nuestra ciudad alberga risas, juegos infantiles, naturaleza viva y también muerte y misterio. Como la vida misma. Una vida que ahora se nos presenta atribulada por la pandemia que nos asola, una pandemia que cuando empecé a escribir ni siquiera se imaginaba en la ciencia ficción, pero que pasará. Y cuando pase los vientos, los mares y la Atalaya seguirán ahí aunque muchos de los nuestros ya no estén para verlo. Y cuando todo pase seguiré escribiendo. Sin un interés especial en que me lea nadie. Mi vanidad está colmada. Escribo porque me apetece. Porque cuando escribo leo. Y cuando leo aprendo. Además, si supiera de alguien que me lee me pasaría lo que lo que en la anécdota atribuida al genial Julio Camba, que a partir de que un señor de Cuenca le dijo que era un fiel lector suyo y que esperaba con impaciencia sus artículos en el ABC empezó a escribir sometido a la duda de si ese artículo le gustaría a su fiel lector de Cuenca.
En cualquier caso en este blog, que es mío personal, escribiré de los temas que me interesan y preocupan. Independientemente de si el tema es un asunto de actualidad política o no. Es más, intentaré escribir menos de política y más de otras cuestiones, aunque al fin y al cabo casi todo tenga implicaciones políticas. Termino recordando la frase del ensayista Antonio Basanta recogida por Irene Vallejo en su maravillosa obra que recomiendo vivamente “El infinito en un junco”. Basanta en su ensayo “Leer contra la nada” opina que “Leer es siempre un traslado, un viaje, un irse para encontrarse. Leer, aun siendo un acto comúnmente sedentario, nos vuelve a nuestra condición de nómadas” Leer salvó de la tristeza y de la desesperanza a muchas personas durante el duro confinamiento al que nos vimos sometidos. Por eso sigamos escribiendo y por supuesto leyendo. Para seguir siendo nómadas, para seguir siendo libres.
Según el artículo 66 de la Constitución las Cortes Generales representadas por el Congreso y el Senado representan al pueblo español; por analogía se debe entender que nuestras Cortes autonómicas representan al pueblo de Castilla-La Mancha. Nuestro Parlamento constituye el Poder Legislativo, del que emanan las leyes autonómicas. Pero junto a esa función legislativa exista otra no menos importante que es la función de control al Gobierno. En cualquier parlamento democrático el Gobierno debe someterse al legítimo control de su actuación por parte de los grupos de la oposición. Esto es así hasta el punto de que el Tribunal Supremo, refiriéndose también a los plenos ordinarios de los ayuntamientos, se ha pronunciado en el sentido de que en dichos plenos se debe dedicar una parte de la sesión al control del Gobierno, mediante un apartado específico que tenga sustantividad propia. El mismo artículo de la Constitución que he mencionado antes establece que el Parlamento además de legislar tiene entre sus funciones la de controlar la acción del Gobierno (art.66.2). Pues bien, en nuestra región estamos viviendo una situación anómala en la que los plenos aparecen y desaparecen como el Guadiana a capricho del partido mayoritario, el PSOE. Esta jueves día 25 no va a haber sesión de pleno porque el PSOE a través de los órganos que controla en el Parlamento no ha querido convocarlo. Y no será porque no haya asuntos urgentes que resolver en nuestra región, que se lo digan a los hosteleros, agentes de viajes, autónomos, profesionales de la cultura y del deporte, tercer sector…Si no hay pleno no hay control al Gobierno y el presidente Page y sus consejeros no dan cuenta de sus actuaciones al órgano que representa a todos los castellano-manchegos, así de sencillo.
Pero se puede rizar aún más el rizo. Puede ser que haya pleno, como ocurrió el pasado jueves 18, y tampoco haya control al Gobierno. Esto puede suceder porque en una decisión sin precedentes la Mesa, controlada por el PSOE, solo incluyó un punto en el orden del día a propuesta del PSOE. Está claro que si el punto lo propone el partido del Gobierno ese punto va a ser un masaje al presidente Page en forma de loas y alabanzas. Y así fue. El encargado del masaje fue el vicepresidente Guijarro, que alabó la lluvia de millones y los magníficos frutos que dará ese nuevo Plan Marshall que la Unión Europea ha aprobado para mitigar en la medida de lo posible la crisis económica derivada del coronavirus. El pasado jueves el Gobierno abrió y cerró el debate sin límite de tiempo en ninguno de los dos casos, haciendo un sándwich a la exigua intervención que el reglamento de las Cortes deja para la oposición en este tipo de Debates Generales. No me cabe en la cabeza que el día que se debe convocar pleno ordinario solo se incluya un punto, que ese punto sea el del partido del Gobierno y dictado por el propio Gobierno y que además no se incluya el apartado de control al Gobierno a través de las correspondientes preguntas orales, preguntas que nunca contesta el presidente Page que delega esa labor en los consejeros, convirtiéndose en el único presidente autonómico que no responde de su actuación en las Cortes.
El pasado jueves me sentí como José María Pemán, académico y miembro del Consejo Nacional del Movimiento, que se refería a este órgano (sustituto del Senado durante el franquismo) como “un órgano colegiado que se reúne de vez en cuando para escuchar lo que dice el aconsejado” .El pleno de las Cortes de Castilla-La Mancha no debería convertirse en un nuevo Consejo Nacional de Movimiento en el que solo se escuche la voz del Gobierno porque la mayoría absoluta no puede derivar en mayoría absolutista.
Cada vez que a España le ha afectado una crisis global y ha dado la mala suerte que en ese momento hemos estado gobernados por el PSOE, siempre esa crisis nos ha golpeado más fuerte que al resto de Europa. Nuestra caída del PIB ha sido mayor, nuestro paro más abultado y por si fuera poco hace pocos días conocimos los datos de deuda pública, que se ha disparado a unos niveles que no se veían desde la pérdida de las colonias en 1898. En esta crisis del coronavirus está siendo así, al igual que en la anterior que comenzó en 2007 ¿A qué se debe esto? A que los que nos gobiernan hacen la crisis más profunda y el hoyo más grande por las decisiones que toman, casi siempre erróneas. Debido a las medidas sanitarias para frenar la expansión del coronavirus la hostelería y otros sectores, generalmente regentados por pequeños empresarios y autónomos, han permanecido cerrados varios meses. La semana pasada se les ha permitió abrir con muchas restricciones, con la obligación a partir de la próxima semana de registrar a sus clientes en una aplicación informática (cosa a la que no se obliga a ningún otro sector económico) y sin ayudas directas ni exoneraciones fiscales. Y aunque a día de hoy ya estamos en nivel 2, sin dichas ayudas su supervivencia se torna complicada. En otros países de Europa también ha cerrado la hostelería. La diferencia estriba en cómo están actuando sus gobiernos para reflotar esos sectores fuertemente golpeados por las decisiones gubernamentales. Las principales medidas adoptadas por alguno de nuestros vecinos europeos son las siguientes:
Francia: Destinó casi 12.000 millones de euros al “fondo de solidaridad”, que se concretó en ayudas a pequeñas y medianas empresas obligadas a cerrar o con una drástica disminución de su actividad, principalmente de los sectores del turismo, la hostelería y la cultura. Esas ayudas podían ascender hasta los 10.000 euros al mes a empresas con menos de 50 trabajadores que hubieran sufrido pérdidas del 70% de sus ingresos. También se han destinado 4.000 millones de euros en exoneraciones fiscales.
Alemania: Destinó 80.000 millones de euros en subvenciones directas. Bares y restaurantes, ahora cerrados, podrían recibir hasta 200.000 euros de subvención dependiendo del tamaño de la empresa y hasta el 90% de los costes fijos en función de las pérdidas. Si una empresa tiene al menos 10 empleados puede recibir hasta 15.000 euros al mes y las empresas más pequeñas pueden reclamar ayudas de hasta el 75% de los ingresos que obtuvieron en el mismo mes del ejercicio pasado. Además a principios de julio de 2020 se redujeron los tipos de IVA del 19% al 16% y del 7% al 5%. Estas ayudas son independientes de las que establezca cada estado federado o länder.
Reino Unido: Hasta 10.000 euros para cada local de hostelería. Se ha rebajado el IVA de restaurantes, hoteles o pub del 20% al 5%.
Italia: Estímulos por valor de 100.000 millones de euros, de ellos hasta 5.500 millones en ayudas a fondo perdido. También se han suspendido temporalmente las obligaciones fiscales de empresas y ciudadanos afectados por la crisis económica.
Bélgica: En un país fuertemente descentralizado las ayudas varían según las zonas. Así en la región de Bruselas las compensaciones directas pueden llegar hasta los 7.000 euros, en la región de Valonia (sur del país) hasta los 12.000 euros y en Flandes estas cantidades pueden ascender hasta los 20.000 euros. También se bajó el IVA de la hostelería al 6% y se puso en marcha una ayuda de 300 euros a los ciudadanos para apoyar el consumo en bares y restaurantes.
A la vista de estos datos dan ganas de preguntar a Pedro Sánchez o a Pablo Iglesias: ¿Somos europeos o no somos europeos?
fotografía: web de ABC
Miguel Ángel Rodríguez
Os presento la actualización de mi blog personal. Al igual que antes, en él expresaré mis opiniones sobre temas de actualidad, aunque no sólo de política. La economía y la historia también tendrán cabida con una visión amplia, centrada y moderada. También encontraréis temas relacionados con la Cultura de Defensa, porque creo que conocer la labor de nuestras Fuerzas Armadas es una obligación de todos. En este espacio tendrá cabida cualquier opinión siempre que sea respetuosa. Espero que podamos aprender mutuamente.
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