Comienza la semana con nuevo inquilino en Moncloa. No, no ha habido elecciones. La nueva izquierda tiene esa extraña cualidad que no tenemos otros, que gobierna sin ganar las elecciones. Es parecido, salvando las distancias, a lo que pasó en 1931, que unas elecciones municipales fueron suficientes para considerar que había que cambiar la forma de Estado y de ahí la famosa frase de que “España se acostó monárquica y se levantó republicana”. No era cierto, pero la mentira y la manipulación de la izquierda hicieron el resto. Y así siguen. Hoy, en pleno siglo XXI, ni Pedro  Sánchez en España, ni García-Page en Castilla-La Mancha, ni Pilar Zamora en Ciudad Real han ganado las elecciones, aunque lo pudiera parecer, y todos necesitan de la ultraizquierda para gobernar. En el caso de Sánchez es peor, porque en esa amalgama de partidos y coaliciones que lo han apoyado está lo mejor de cada casa. Podemos, los independentistas catalanes, los amigos de Otegi y de ETA, las mareas gallegas…¿alguien duda de que toda esta gente quiere lo mejor para España? Claro que si. En eso están pensando. Pero es lo que hay, al menos hasta unas próximas elecciones.

 A todos los que os habéis acercado hasta mí para manifestar vuestra indignación os pido que lo recordéis a la hora de ir a votar. Y recordad  también que el que puso en bandeja de plata la cabeza de Rajoy a todos los enemigos de España fue Albert Rivera, que en su ansia por llegar a Moncloa se precipitó dando por finalizada la legislatura y los malos le cogieron la palabra. Ay! Ciudadanos y su querer quedar bien siempre, que caro nos va a costar. Espero que a partir de ahora se comporten con más responsabilidad y que aprendan de sus errores. Churchill, que de política sabía algo, dijo que el problema de su tiempo era que los hombres (si, dijo hombres pero era en los años cincuenta del s. XX) querían ser importantes y no útiles. España necesita gente útil y no personas importantes, porque de tanta importancia que algunos creen que tienen, nos podemos morir como país. Pero aunque las cosas han cambiado en España, en Ciudad Real seguimos igual. Hay más PSOE en las instituciones y menos Ciudad Real, que cada vez es más pequeña, metafóricamente hablando. Cada vez tenemos peores servicios y más caros. El último ejemplo lo hemos padecido con la subida injustificada y aún sin explicar del 50% en las tarifas de las “escuelas de verano”. Los mismos baches, los mismos parches en las calles mal asfaltadas, el mismo problema de ruido y suciedad en zonas emblemáticas como el Torreón y ahora las quejas fundadas de barrios como Pío XII, que se sienten abandonados.  Dicen los mayores del lugar cuando les cuentan que van a tirar el antiguo Hospital de Nuestra Señora de Alarcos para hacer un parque que a ellos nadie les ha consultado. Ay esa forma de gobernar de “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Ellos, Zamora y su equipo, Page y los suyos, Sánchez y sus colegas, son los que interpretan lo que quiere el pueblo, que para eso les han votado (ah no, que no les han votado). Y así nos va.

En Ciudad Real siguen cerrando locales y hay calles que se están quedando vacías. Sube el paro, cuando baja en toda España (a ver qué pasa ahora). En vez de ayudar a los empresarios se les grava con unos impuestos y tasas abusivos. Primero el IBI diferenciado, ahora el alcantarillazo. Un Gobierno agotado, sin empuje, sin idea de ciudad, sin ganas de trabajar y que ahora, con todas las instituciones a favor, tendrá que demostrar que pinta algo, pero sobre todo ya no podrá escudarse en “Montoro” para tapar su ineficacia. Aunque no se si les harán mucho caso, teniendo en cuanta que el equipo de Gobierno encabezado por Pilar Zamora no votó a Pedro Sánchez, sino que eran de Susana Díaz, la perdedora de la batalla del PSOE. Igual van a echar de menos a Montoro y sus diez millones del IBI del hospital, pagados a tocateja al Ayuntamiento, y los otros diez millones de subvención de la EDUSI a los pocos meses. Sánchez, no me lo mejores, iguálamelo.

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Written by Miguel Angel Rodríguez
He sido muchas cosas, ahora solo un ciudadano de a pie que expresa su opinión sobre los asuntos de su interés, que son variados. Si no os gusta lo que leéis podéis seguir circulando. Sin acritud. Per aspera ad astra.