Cada vez que a España le ha afectado una crisis global y ha dado la mala suerte que en ese momento hemos estado gobernados por el PSOE, siempre esa crisis nos ha golpeado más fuerte que al resto de Europa. Nuestra caída del PIB ha sido mayor, nuestro paro más abultado y por si fuera poco hace pocos días conocimos los datos de deuda pública, que se ha disparado a unos niveles que no se veían desde la pérdida de las colonias en 1898. En esta crisis del coronavirus está siendo así, al igual que en la anterior que comenzó en 2007 ¿A qué se debe esto? A que los que nos gobiernan hacen la crisis más profunda y el hoyo más grande por las decisiones que toman, casi siempre erróneas. Debido a las medidas sanitarias para frenar la expansión del coronavirus la hostelería y otros sectores, generalmente regentados por pequeños empresarios y autónomos, han permanecido cerrados varios meses. La semana pasada se les ha permitió abrir con muchas restricciones, con la obligación a partir de la próxima semana de registrar a sus clientes en una aplicación informática (cosa a la que no se obliga a ningún otro sector económico) y sin ayudas directas ni exoneraciones fiscales. Y aunque a día de hoy ya estamos en nivel 2, sin dichas ayudas su supervivencia se torna complicada. En otros países de Europa también ha cerrado la hostelería. La diferencia estriba en cómo están actuando sus gobiernos para reflotar esos sectores fuertemente golpeados por las decisiones gubernamentales. Las principales medidas adoptadas por alguno de nuestros vecinos europeos son las siguientes:
Francia: Destinó casi 12.000 millones de euros al “fondo de solidaridad”, que se concretó en ayudas a pequeñas y medianas empresas obligadas a cerrar o con una drástica disminución de su actividad, principalmente de los sectores del turismo, la hostelería y la cultura. Esas ayudas podían ascender hasta los 10.000 euros al mes a empresas con menos de 50 trabajadores que hubieran sufrido pérdidas del 70% de sus ingresos. También se han destinado 4.000 millones de euros en exoneraciones fiscales.
Alemania: Destinó 80.000 millones de euros en subvenciones directas. Bares y restaurantes, ahora cerrados, podrían recibir hasta 200.000 euros de subvención dependiendo del tamaño de la empresa y hasta el 90% de los costes fijos en función de las pérdidas. Si una empresa tiene al menos 10 empleados puede recibir hasta 15.000 euros al mes y las empresas más pequeñas pueden reclamar ayudas de hasta el 75% de los ingresos que obtuvieron en el mismo mes del ejercicio pasado. Además a principios de julio de 2020 se redujeron los tipos de IVA del 19% al 16% y del 7% al 5%. Estas ayudas son independientes de las que establezca cada estado federado o länder.
Reino Unido: Hasta 10.000 euros para cada local de hostelería. Se ha rebajado el IVA de restaurantes, hoteles o pub del 20% al 5%.
Italia: Estímulos por valor de 100.000 millones de euros, de ellos hasta 5.500 millones en ayudas a fondo perdido. También se han suspendido temporalmente las obligaciones fiscales de empresas y ciudadanos afectados por la crisis económica.
Bélgica: En un país fuertemente descentralizado las ayudas varían según las zonas. Así en la región de Bruselas las compensaciones directas pueden llegar hasta los 7.000 euros, en la región de Valonia (sur del país) hasta los 12.000 euros y en Flandes estas cantidades pueden ascender hasta los 20.000 euros. También se bajó el IVA de la hostelería al 6% y se puso en marcha una ayuda de 300 euros a los ciudadanos para apoyar el consumo en bares y restaurantes.
A la vista de estos datos dan ganas de preguntar a Pedro Sánchez o a Pablo Iglesias: ¿Somos europeos o no somos europeos?
fotografía: web de ABC
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