Nadie duda de la íntima relación que tienen las infraestructuras con el desarrollo de la economía de un país o de una región. En China, con un crecimiento de la economía cercano al 10% anual y un crecimiento de las exportaciones por encima del 15% ha sido fundamental el desarrollo de las infraestructuras construidas con una gran previsión y orientándolas a ese objetivo económico.

En España, en cambio, ha faltado esa previsión durante los últimos ocho años y el panorama que esbozó la actual ministra de Fomento ante la Comisión de Fomento del Congreso fue desolador. Es verdad que la grave situación económica ha incidido singularmente en las políticas que se desarrollan desde el ministerio con unos sectores de vivienda y de construcción civil donde se ha generado el 53% de todo el empleo destruido y dónde se han cerrado más de 90.000 empresas relacionadas con el sector. Pero no es menos cierto que la ineficaz gestión realizada en el ámbito del Ministerio de Fomento por los anteriores gestores socialistas también tiene mucha culpa de la situación.

Así, el Gobierno se ha encontrado con una deuda total de las empresas del Grupo Fomento en torno a los 40.000 millones de euros, de los que 34.200 millones son endeudamiento a largo plazo y 5.800 a corto (algo más de 3 puntos del PIB nacional). La ratio de endeudamiento se ha incrementado en un 50% entre 2005 y 2011, por no hablar de una “herencia” de 6.173 millones de euros de gasto comprometido y créditos retenidos para 2012 que limita muy mucho la capacidad de actuación del ministerio en este año. La suma de todas las áreas de responsabilidad del ministerio tales como vivienda, puertos, aeropuertos, carreteras, ferrocarril…suponen alrededor del 16% del PIB español por no hablar de que alrededor de un millón y medio de personas trabajan en tareas afectadas por las políticas que se desarrollan en este ministerio, lo que sirve para hacernos una ligera idea de la importancia estratégica del mismo.

Por todo lo anterior, y a pesar de la “herencia”, la ministra de Fomento Ana Pastor, se ha marcado una serie de objetivos muy importantes que se pueden resumir en dos. En primer lugar, situar las infraestructuras, el transporte y la vivienda al servicio del crecimiento económico y de la creación de empleo. Y en segundo lugar, garantizar la cohesión territorial y el equilibrio entre todas las Comunidades Autónomas. Ambos objetivos sitúan las políticas del ministerio de Fomento a la altura de auténticas políticas de Estado. En relación con el segundo de los objetivos Castilla-La Mancha en general y la provincia de Ciudad Real en particular, van a tener un protagonismo especial. Hace escasas fechas que Ana Pastor comunicó personalmente a la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, que se iba a rescatar el eje ferroviario que cruza la provincia (el llamado EJE 16) y lo iba a incluir en su “red básica”. Se trata de una gran noticia para la comarca de Puertollano ya que se abren una serie de posibilidades logísticas que pasarían por enlazar con el puerto de Sines en Portugal y se convertiría en uno de los principales enlaces hacia Europa de las mercancías provenientes de América y Asia. Por no hablar de la gran receptividad mostrada por la ministra en una reciente reunión con la alcaldesa de Ciudad Real y en la que se comprometió a buscar una pronta solución a la Autovía A-41 y al polígono de Sepes, infraestructuras de capital importancia para Ciudad Real.

Miguel A. Rodríguez González
Senador
@marodriguezg3

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