Hace pocos días, el pasado 7 de octubre, se conmemoraba una efeméride que cualquier otro país menos desagradecido habría celebrado como se merece. Me da igual que no sea una cifra redonda. El hecho es que un 7 de octubre de 1571 tuvo lugar la batalla de Lepanto y casi nadie en España se acordó. Fue Antonio Machado el que dentro de su obra “Campos de Castilla”, plasmó como nadie el declinar del orgullo y el poderío español al escribir sus celebérrimos versos “La madre en otro tiempo fecunda en capitanes madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.” Nadie se acordó de D. Miguel de Cervantes, soldado de mar en esa épica batalla, quien la calificó como “la más alta ocasión que vieron los siglos pasados y presentes, ni esperan ver los venideros”. Eran tiempos de personas que lo daban todo por un ideal y por España.

Una España a veces maltratada, que hoy celebra su Día de la Fiesta Nacional. Una celebración que está regulada por la Ley 18/1987, de 7 de octubre cuyo artículo único indica: “Se declara Fiesta Nacional de España, a todos los efectos, el día 12 de octubre”. Es en la exposición de motivos donde explica que la fecha elegida, el 12 de octubre, “simboliza la efemérides histórica en la que España, a punto de concluir un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los reinos de España en una misma monarquía, inicia un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos”. Se trata del día que Colón descubrió América aunque la citada ley, promulgada bajo el gobierno de Felipe González, no ose citar este motivo por aquello de no enfadar a los que aún se seguían creyendo e incluso propagando la leyenda negra de España en América. Ese es el motivo de esta Fiesta Nacional de España, que históricamente se ha venido celebrando con distintos nombres. En primer lugar esta celebración se conoció como Día de la Raza hasta que en 1931, Ramiro de Maeztu, uno de los máximos exponentes de la Generación del 98, que había sido Embajador de España en Argentina en 1928 y 1929, abrió la revista “Acción Española” con un artículo titulado “La Hispanidad”, que se inicia así: “El 12 de octubre, mal titulado Día de la Raza, deberá ser en lo sucesivo el Día de la Hispanidad” Y esa fue la denominación de esta celebración durante el franquismo. Independientemente de cómo se la llame es bueno y útil celebrar este día. Y yo diría que hasta necesario en los tiempos que corren. Hay que sentirnos orgullosos de pertenecer a esta gran nación que es España con toda su riqueza y su diversidad cultural, lingüística y social. Orgullosos de haber nacido en un país que, como ha dejado escrito José Javier Esparza en su obra “la gesta española” ha salvado dos veces el modo de ser de Europa, la primera en la Reconquista y la segunda en Lepanto, aunque nuestros jóvenes lo ignoren. ¿Solo yo pienso que nuestros niños y niñas tienen que saber dónde está el golfo de Lepanto y que allí un día las aguas se tiñeron de sangre española? ¿Solo yo pienso que en la escuela se debe hablar, explicar y estudiar la gesta de la Reconquista? ¿Y la gesta del Descubrimiento de América? Además para rematar el día 12, por si no fuera lo suficientemente grande, también se celebra la Virgen del Pilar, patrona de la Guardia Civil. Creada en 1844 bajo el reinado de Isabel II, la puesta a punto de la Guardia Civil fue un modelo de rapidez y de diligencia y muy pronto empezaron a ganarse el afecto de la población, principalmente la rural, al ir terminando durante la década siguiente con las correrías de bandoleros míticos y otros delincuentes que hacían inseguros los caminos y campos de España.

Hoy, la Guardia Civil ha evolucionado con la sociedad. Las admirables tradiciones conservadas sufren el reto de las reformas necesarias. Hoy, junto al “Todo por la Patria” (que reflexionen algunos políticos el significado profundo de esta frase) la Guardia Civil se configura como una fuerza moderna capaz de seguir manteniendo la seguridad en nuestros pueblos, en nuestras carreteras y al mismo tiempo ser capaz de realizar con éxito misiones en el extranjero. Hoy, la Guardia Civil está mandada por profesionales altamente cualificados y compuesta por hombres y mujeres, que han hecho del servicio a España “su vocación y sino”. Es de admirar cómo la Guardia Civil ha sufrido durante años el golpe brutal del terrorismo y cómo los guardias jóvenes recién salidos de las academias de Valdemoro o de Baeza, aceptaban estoicamente sus primeros destinos profesionales en el “norte”. Muchos no volvieron. Por ellos y por esa larga historia de sacrificios al servicio de España, en el día de su Patrona la Virgen del Pilar, honremos al Benemérito Instituto.

Share:
Written by Miguel Angel Rodríguez
He sido muchas cosas, ahora solo un ciudadano de a pie que expresa su opinión sobre los asuntos de su interés, que son variados. Si no os gusta lo que leéis podéis seguir circulando. Sin acritud. Per aspera ad astra.