La destitución del coronel de la Guardia Civil Pérez de los Cobos es la guinda que corona el pastel que el ministro del Interior Marlaska lleva cocinando desde hace tiempo. Un pastel con un merengue amargo que no es otro que el intento de control de la Benemérita para uso partidario y contra los rivales políticos del PSOE. Pérez de los Cobos es un jefe curtido en la lucha contra ETA y posteriormente curtido en los despachos, a veces tan peligrosos como la calle. Es, ante todo, un guardia civil que hace efectivo en su proceder lo que figura en el artículo 1º de la Cartilla del Guardia Civil: “El honor ha de ser la principal divisa del Guardia Civil; debe por consiguiente conservarlo sin mancha. Una vez perdido no se recobra jamás.” Pérez de los Cobos ha sido cesado por cumplir con su deber de no informar al ministro de las investigaciones que estaba llevando a cabo la Guardia Civil por orden judicial, en relación a la autorización de la manifestación del 8-M cuando ya existía una alarma sanitaria internacional. Se le purga por investigar la negligencia criminal del Gobierno de Pedro Sánchez, pero además se atiende a la petición de ERC que se la tenía jurada al coronel por su actuación en Cataluña durante la farsa del referéndum ilegal del 1-O.
La destitución de Pérez de los Cobos se une así a la del también coronel Manuel Sánchez Corbí, jefe de la Unidad Central Operativa (UCO), la principal unidad de investigación de la Guardia Civil, que persigue las más graves formas de delincuencia, corrupción y crimen organizado, en teoría por haber enviado un mail a sus subordinados en los que les alertaba de «la imposibilidad de hacer frente a necesidades económicas derivadas de los gastos propios de funcionamiento de los distintos departamentos de investigación y apoyo”. Lo cierto es que este cese, cercano al momento de la moción de censura que aupó a Sánchez al Gobierno, obliga a incluir otra derivada en la ecuación: Corbí denunció en febrero de 2019 en una entrevista concedida a La ‘Vanguardia’ que el PNV había ido en muchas ocasiones de la mano de ETA y situó a la formación en el “bando de los malos” de la lucha antiterrorista. Los nacionalistas reaccionaron exigiendo al Ejecutivo de Rajoy la destitución del coronel. El Gobierno de Rajoy mantuvo en el cargo a Corbí.
¿Y la directora general qué dice? La nueva directora general fue presentada a bombo y platillo como “la primera mujer al frente de la Benemérita”. Desde entonces han pasado cuatro meses en los que su inacción en cuanto a la incidencia del coronavirus en la Institución armada ha sido clamorosa. Por si esto fuera poco apenas unas horas después de conocerse el cese de Pérez de los Cobos ha dimitido el Director Adjunto Operativo, teniente general Laurentino Ceña. Según algunos altos mandos es normal que el número tres en la cadena de mando tras el ministro y la directora general saque la cara por su subordinado tras un cese tan arbitrario. Lo que ha sucedido es muy grave y debería tener consecuencias para el ministro. Como bien ha recordado la Asociación Profesional de la Magistratura en un comunicado, la Ley Orgánica 2/1986, de 13 de marzo, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, dispone en su artículo 31.1 que en el cumplimiento de sus funciones, los funcionarios adscritos a unidades de Policía Judicial dependen orgánicamente del ministerio del Interior, pero funcionalmente de los Jueces, Tribunales o Ministerio Fiscal que estén conociendo del asunto objeto de su investigación. El artículo 34 de la misma ley explica que estos investigadores no podrán ser removidos o apartados de la investigación concreta que se les hubiera encomendado hasta que finalice la misma, si no es por decisión o con autorización del juez o fiscal competente. Y por supuesto tienen la obligación de guardar rigurosa reserva sobre la evolución y resultado de las investigaciones encomendadas.
Urgen explicaciones de Marlaska, lo que ha dicho hasta ahora no se lo cree nadie, y urge que el Gobierno saque sus manos de la Guardia Civil y no siga comprometiendo el prestigio de una Institución con 176 años de historia y que lleva el honor como divisa



La normalidad de una tarde de confinamiento se ha visto alegremente alterada por el ruido de rotores que revolvían el aire. Tres aparatos en formación han entrado por el norte, dejando Ciudad Real a su izquierda. Desde luego no es un ruido al que no estemos acostumbrados teniendo la Base de Helicópteros de Almagro a pocos kilómetros de la ciudad.
Debido a la incidencia del coronavirus el Ministerio de Defensa decidió hace unas semanas replegar temporalmente a parte de los 600 militares que se encuentran desplegados en Irak, debido a la paralización de las actividades de entrenamiento que las tropas españolas llevaban a cabo con el Ejército iraquí. Lo que se ha hecho es un planeamiento de repliegue para que regresen entre 150 y 200 de los 600 efectivos desplegados. En principio estos militares, la mayoría de la Brigada “Extremadura XI”, iban a estar desplegados hasta el 23 de mayo, mientras que la unidad de helicópteros, la “Task Force Toro”, iba a ser relevada también por esas fechas por las unidades que ahora se preparan en Almagro. El ministerio parece que ha dejado claro que sólo es un repliegue temporal, por lo que el calendario previsto para los helicópteros se mantiene.
El despliegue operativo de los NH90 es un auténtico reto para la aviación del Ejército de Tierra, para el que se lleva preparando desde que conoció su participación en la operación internacional que lucha contra el terrorismo islámico denominada “Inherent Resolve”. También se trata del primer despliegue que se lleva a cabo con el general Francisco Javier Marcos como jefe de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET), cargo que asumió en diciembre de 2019 ya con los 75 hombres y mujeres de la ISPUHEL XI desplegados sobre suelo iraquí.
La Estrategia de Seguridad Nacional es el marco de referencia para la política de Seguridad Nacional, una política de Estado que concibe la seguridad de forma amplia al servicio del ciudadano y del Estado. Se trata de un documento que por razones obvias se revisa cada poco tiempo y que cualquier miembro del Gobierno lo debería tener como libro de cabecera. La última versión del documento data de 2017. Pues bien, ese documento tiene un capítulo 4 que se titula: “Amenazas y desafíos para la Seguridad Nacional”. Comienza el capítulo explicando que la Seguridad Nacional se puede ver comprometida por elementos de muy diversa índole según su naturaleza geopolítica, tecnológica, económica o social, entre otras. No todas las amenazas comprometen la Seguridad Nacional, pero todas te hacen más vulnerable, más inestable e incluso pueden provocar nuevas amenazas o agravar las existentes. Porque todas las amenazas suelen estar interconectadas y sus efectos traspasan fronteras. Un conflicto armado es una amenaza; también lo es el crimen organizado; los flujos migratorios irregulares; el espionaje industrial; la vulnerabilidad del ciberespacio o de las infraestructuras críticas…se pueden identificar fácilmente muchas amenazas.
Este 2020 se cumplen cien años de la creación de la Legión. El sol africano de Dar Riffien, la meseta castellana, los puentes de Sarajevo o la ruta Lithium en Afganistán, son sólo algunos de los lugares donde los legionarios han vertido su sangre despreciando el peligro.
Pero hoy 11 de abril además se cumplen 83 años de la muerte en combate del capellán legionario Fernando Huidobro, S.J. Nacido en 1903, Huidobro tuvo que exiliarse en 1932 después de la expulsión de los jesuitas por el gobierno de Azaña. Cuando estalla la guerra en España regresa y se une a la Legión como capellán, concretamente en la IV Bandera «Cristo de Lepanto». Esta bandera se creó en 1921 por orden del fundador Millán Astray para dar servicio a las posiciones de Dar Riffien. Realizó su bautismo de fuego en el socorro a la posición de “Monte Magán” (inmediaciones de Guad Laud) durante los días 10, 11 y 12 de octubre del año 1921, por su heroico comportamiento durante el mismo le fue concedida su primera corbata, la cual cuelga hoy de su guion junto con 2 cruces Laureadas de San Fernando, 3 Medallas Militares Colectivas, la Cruz Francesa con Palmas de Oro y 6 corbatas más. Como curiosidad, la IV Bandera jamás se podrá disolver al ser la única unidad del ejército español en tener una compañía con la «Laureada de San Fernando”, la tercera compañía depositaria de la 16 ª.
Ante la dureza de los enfrentamientos, el capitán Iniesta, que mandaba el sector de la izquierda y que tras la guerra llegó a teniente general y posteriormente a Director General de la Guardia Civil, ordenó al páter que se retirase inmediatamente al puesto de socorro. Huidobro dejó el puesto de vanguardia y se retiró a confortar a los heridos que llegaban al chalét de Aravaca que servía como improvisado hospital de campaña. Allí a los 34 años murió alcanzado por un proyectil de artillería que impactó contra el edificio. Se esforzó por humanizar la contienda e incluso llegó a denunciar excesos y brutalidades en su propio bando, redactando escritos a Franco y a otros mandos en los que denunciaba como «asesinatos, no actos de justicia» algunas ejecuciones prisioneros.
A día de hoy, el capellán de la IV Bandera sigue siendo un figura admirada con devoción entre los legionarios, ya sean antiguos o en activo. Sus restos descansan en la iglesia de los jesuitas de la calle Serrano de Madrid. Desde 1947 se encuentra abierta su causa de beatificación.
En Castilla-La Mancha hay Cortes y hay Gobierno, que parece que hay que recalcarlo. El Estatuto de Autonomía recoge claramente cuáles son las funciones de cada órgano para asegurar que la separación de poderes es efectiva. Las Cortes de Castilla-La Mancha representan al conjunto de los ciudadanos de la región. No nos representa Page, ni su Gobierno, ni los partidos políticos, son las Cortes las que nos representan a todos. Entre las competencias de las Cortes se encuentra la de controlar la acción de Gobierno y es opinión común de la doctrina jurídica que si no ha expirado el mandato de las Cortes, en Castilla-La Mancha no ha expirado que se sepa, el control es la primera de las funciones parlamentarias. Además el artículo 2. g) del citado Estatuto consagra otra función fundamental de las Cortes que es la de exigir, en su caso, responsabilidad política al Consejo de Gobierno y a su Presidente.




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