Creo que no exagero si digo que a estas alturas de la película estamos todos ya un poco hartos del tema catalán. Que si Puigdemont, que si Torra, que si la madre que los parió. Desde que empezaron con el tema, no hay día que no tengamos que hablar del asunto en cuestión. Ahora, desde el 12 de febrero en que arrancó, estamos inmersos en el juicio del “proceso”. Veinte vistas en el Tribunal Supremo que ayudan a que sigamos hablando del tema, pero a las que asistimos con la esperanza de que los acusados den con sus huesos en la cárcel para que allí sigan soñando con su república catalana, excluyente y supremacista. El juez Marchena se está descubriendo como un auténtico Job, por la paciencia que tiene que desplegar ante algunas de las comparecencias. Y el resto de los españoles estamos descubriendo lo que ya imaginábamos: que hubo violencia organizada por parte de los independentistas y que la actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado fue ponderada y acorde a las difíciles situaciones que tuvieron que afrontar. Los testimonios de los guardias civiles, que durante esta semana han estado declarando a petición del fiscal, reflejaron la tensión con la que ellos vivieron ciertas protestas totalmente “pacíficas” para los abogados defensores de los macarras indepes que se sientan en el banquillo. Alguno de los guardias llegó a situar en la escena de presuntos delitos a Torra, actual presidente del gobierno de Cataluña, que a este paso creo que no se come el turrón como “molt honorable”.

Pero si hay algo que me maravilló (no puedo decir que me sorprendió porque conozco bien a la Guardia Civil), fue la gran preparación técnica que tienen todos los guardias que comparecieron como testigos. No eran coroneles ni jefes que también, eran los cabos y los sargentos al frente de los operativos que relataban de memoria partes completas del sumario y de las investigaciones. Cómo dominan el lenguaje jurídico y cómo dominan sus emociones cuando cuentan el odio que percibían en las miradas y en los gestos de los que estaban enfrente. Este año la Guardia Civil cumple 175 años y como dijo alguien si no existiera habría que inventarla. Ahora que estamos escuchando todo lo que pasaron en Cataluña en aquéllos días, se entiende todavía menos la actitud del PSOE y de PODEMOS en Ciudad Real. El Grupo Popular presentó en octubre de 2017 una moción, que tuve el honor de defender como portavoz, en la que pedíamos que el Ayuntamiento de Ciudad Real hiciera un homenaje público a los policías nacionales y guardias civiles que habían estado desplegados en Cataluña defendiendo al Estado de Derecho. Ambas formaciones, el PSOE de Pilar Zamora y el entonces GANEMOS de Nieves Peinado dijeron NO a ese homenaje. Ya llovía sobre mojado porque unos meses antes, el PSOE se abstuvo en otra moción de apoyo a la Guardia Civil por las agresiones que dos de sus agentes y sus parejas habían sufrido en Alsasua. Espero que a la hora de votar todos recordemos estos actos del PSOE y de PODEMOS que no salen reflejados en los boletines de autobombo que están buzoneando por nuestra ciudad. Debe ser que no están muy orgullosos de ellos. Por esto y por otros motivos también tenemos que tener claro que si Pedro Sánchez vuelve a ser presidente del Gobierno, la independencia de Cataluña estará más cerca.

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Written by Miguel Angel Rodríguez
He sido muchas cosas, ahora solo un ciudadano de a pie que expresa su opinión sobre los asuntos de su interés, que son variados. Si no os gusta lo que leéis podéis seguir circulando. Sin acritud. Per aspera ad astra.