Me consta que en muchos ámbitos del PSOE no ha gustado la reciente fotografía de Pedro Sánchez junto a Cándido Méndez. Sánchez fue hasta la sede del sindicato como los embajadores van a presentar las cartas credenciales al Rey. Fue para obtener el “plácet” del todavía poderoso Méndez y según la prensa charlaron sobre la reforma laboral y la reforma fiscal del Gobierno. No consta que hablasen de lo que se ha hablado durante todo el fin de semana que es de la trama de las facturas falsas. Resulta que la correspondencia intervenida por la Guardia Civil en el caso de las facturas falsas revela de forma clara la connivencia entre los responsables de UGT de Andalucía y las empresas proveedoras «de confianza» para amañar las cantidades pagadas. Este amaño supuso una «financiación alternativa para el mayor sindicato andaluz, según lo definen los agentes en diferentes informes. Los investigadores explican la operativa de este modo: «Proveedores de confianza a los que se les conminaba a que modificasen determinados apartados de las facturas, tales como su concepto, fecha o cuantía; o que se emitiesen nuevas facturas. Los diarios detallan que las correcciones de las facturas ordenadas por los responsables de UGT se repetían «varias veces en el mismo documento, incluso alguna vez estos cambios en el concepto se pedían sobre facturas emitidas hace dos años, sin que pidieran ningún cambio en la fecha de facturación». Es decir, no se preocupaban siquiera de maquillar el tema de lo estandarizado que tenían el proceso.
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