Hoy que estamos a punto de despedir 2013 es buen momento para echar la vista atrás brevemente y recordar lo que ha sido el año político. Un año en el que, aún estando inmersos en la crisis, ha sido el año en el que se ha empezado a despejar el horizonte ahuyentando para siempre los negros nubarrones de la intervención y de la bancarrota. Un año en el que sólo desde el punto de vista legislativo queda patente la frenética actividad reformista del gobierno de Rajoy porque desde enero a diciembre de 2013 se han aprobado veintiséis leyes. Todas importantes aunque algunas de una mayor trascendencia, como por ejemplo la Ley 4/2013, de 4 de junio, de medidas de flexibilización y fomento del mercado del alquiler de viviendas; o la Ley 1/2013, de 14 de mayo, de medidas para reforzar la protección a los deudores hipotecarios, reestructuración de deuda y alquiler social. Una ley que demuestra la preocupación del Partido Popular por aquéllos que estaban en trance de acabar desahuciados y en la calle a consecuencia de las políticas del PSOE que agilizaron los procedimientos de desahucio y que no velaban por los más desfavorecidos. Otras leyes dignas de mencionar son la Ley 11/2013, de 26 de julio, de medidas de apoyo al emprendedor y de estímulo del crecimiento y de la creación de empleo y la Ley 14/2013, de 27 de septiembre, de apoyo a los emprendedores y su internacionalización. Estas leyes junto a las medidas legislativas impulsadas en el ámbito de Castilla-La Mancha por la presidenta Cospedal hacen que a día de hoy podamos decir que en 2013 se crearon 800 nuevos autónomos en la región presentando la tasa de crecimiento anual más alta de España.
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