legionela manzanaresEl filósofo izquierdista Augusto Klappenbach, escribía hace un par de meses sobre los sentimientos y la razón. Decía que “los sentimientos son personales, indiscutibles y absolutos: nadie puede convencer a otro de que su sentimiento no existe, y por lo tanto el debate sobre ellos es imposible. La razón, por el contrario, es la facultad de lo universal de la que participa cualquiera sin necesidad de especiales revelaciones”. Pese a ello, siempre he dicho y lo mantengo, que la izquierda es experta en hacer política con los sentimientos, sin ningún tipo de vergüenza ni de pudor. No se trata de empatizar, sino de manipular sentimientos. Ya hace más de un año que en España sufrimos tangencialmente la crisis del ébola. Se trajo a España a un misionero enfermo para que pudiese morir dignamente en su país, como postrer agradecimiento a una vida dedicada a los demás, y eso supuso que una auxiliar de enfermería se contagiase (hay muchas dudas sobre el cómo), pasando a ser el primer caso de contagio en Europa. ¿Recuerdan ustedes la reacción de la izquierda? Fue una reacción miserable. Parecía como si la infectada lo hubiese sido por la mano de la propia ministra, que le inoculó el virus. Las llamadas “mareas blancas” (que se deberían llamar rojas), los sindicatos, y parte de la prensa, pedían la dimisión de la ministra anteponiendo los sentimientos a la razón, jugando con los primeros y obviando lo segundo.

El consejero de sanidad madrileño pagó con su cabeza política la crisis del ébola, cuando lo cierto y verdad es que en España la única víctima directa de la crisis fue un perro, Excalibur que en gloria esté. En Castilla-La Mancha el gobierno de Cospedal actuó con la diligencia que le caracterizaba, sin que en nuestra comunidad se hubiese producido ni un solo caso. Pese a todo, en octubre de 2014 se designó al Hospital General de Ciudad Real como centro de referencia para tratar posibles casos en la región. Aún así Comisiones Obreras, exigió a Cospedal “con urgencia formación específica, información y un protocolo de actuación que garantice la seguridad ante posibles casos de ébola”, metiendo miedo a los profesionales y a la población en general. Y ahora resulta que ya no gobierna Cospedal. Y resulta que nos enfrentamos a una epidemia de legionela en Manzanares que ya ha acabado con la vida de cuatro personas, afectando a más de doscientas. ¿Dónde están las mareas blancas? ¿dónde están algunos sindicatos?¿dónde está La Sexta? Y lo que es más grave ¿dónde están el consejero de Sanidad y el presidente García-Page? ¿Qué apoyos están teniendo los profesionales del hospital de Manzanares que ven impotentes cómo el brote no remite? En su primer discurso de Año Nuevo García-Page no tuvo ni una palabra para el brote de legionela. Unas palabras que esperaban los vecinos de Manzanares que, ante la falta de información se plantaron a la salida del pleno municipal exigiendo unas explicaciones que no obtuvieron. García-Page y su consejero de Sanidad, que atacaron al PP sin misericordia cuando el ébola, ahora esconden la cabeza y lo fían todo a los profesionales del hospital de Manzanares, a los que les ha caído un aluvión de trabajo sin que nadie les haya comunicado oficialmente que el municipio sufre un brote de legionela. Fueron los primeros en dar la voz de alarma cuando las urgencias pasaron de los 80 a los 230 pacientes diarios y han puesto su profesionalidad al frente de la epidemia sin siquiera un protocolo de actuación y sin personal de refuerzo, como han denunciado recientemente los sindicatos CSI-F y  CESM. Esta es la izquierda que padecemos. Experta en manipular sentimientos y nula a la hora de poner soluciones a los problemas de las personas. Quien no aporta soluciones, forma parte del problema, por ello, si el consejero tuviese vergüenza torera se habría marchado ya a su casa.

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Written by Miguel Angel Rodríguez
He sido muchas cosas, ahora solo un ciudadano de a pie que expresa su opinión sobre los asuntos de su interés, que son variados. Si no os gusta lo que leéis podéis seguir circulando. Sin acritud. Per aspera ad astra.