la tribuna alarcosHay determinados sucesos o hechos históricos que marcan el devenir de un territorio y que incluso, si el acontecimiento es históricamente relevante, pueden llegar a ocultar o a velar para la historia los años anteriores a ese acontecimiento en cuestión. Algo así sucede con el emplazamiento de Alarcos, cabe al Guadiana, que todos sabemos lo que aconteció tras la derrota de las huestes cristianas en 1195, pero que pocos saben lo acaecido antes de esa fecha e incluso quién lo pobló y de qué modo. En esta línea, el arcipreste D. Luis Delgado Merchán en su renombrada “Historia documentada de Ciudad Real”, escrita en 1907 y que pasa por ser la más antigua referencia escrita sobre la historia de la ciudad, dice textualmente: “Bórrese de Alarcos la aciaga fecha del 18 de julio de 1195, y su memoria hubiera pasado tan inadvertida a la posteridad como la de otras muchas villas y castillos alzados en este suelo durante los azarosos tiempos de la Reconquista.”

En la actualidad y gracias en buena parte a la labor de investigación de nuestra universidad regional y de sus campañas de excavación anuales, sabemos mucho más sobre el origen de Alarcos que el propio D. Luis Delgado Merchán, que en la misma obra citada llega a decir que “sea cual sea el origen etimológico de la palabra (Alarcos), – cuestión técnica de escaso interés para nosotros- y de la antigüedad de la población, la historia de ésta nos es desconocida hasta los tiempos de Alfonso VI (…)” . Hoy sabemos que la historia del cerro de Alarcos es muy anterior a ese reinado de Alfonso VI y que debemos remontarnos algo más de 2.800 años para empezar a hablar de sus primeros moradores. Y está claro que no podemos dejar que ese periodo tan importante de nuestra historia pase inadvertido y como ciudadrealeños tenemos el deber de conocerlo aunque sólo sea a modo de pequeño homenaje a esos primeros moradores. Porque también somos deudos y herederos de esas primeras poblaciones que de manera estable y continuada ocuparon y edificaron viviendas en el cerro de Alarcos ya durante la Edad del Bronce y que a través de las interacciones y las influencias recibidas de pueblos orientales, sobre todo fenicios y griegos, posibilitó que se configurase una nueva cultura: la ibérica. Los pueblos íberos que vivían en la provincia de Ciudad Real fueron llamados por los autores griegos “oretanos”. Es en esta época y principalmente durante los siglos V al III antes de Cristo, cuando la ciudad ibérica alcanza su máximo esplendor. Y sabemos de este esplendor en parte por los trabajos de muchos jóvenes historiógrafos de la Universidad de Castilla-La Mancha que han pasado por el cerro en sucesivas campañas arqueológicas. Este año han sido veinte jóvenes los que han sacado a la luz nuevos elementos de esa gran ciudad ibérica que fue Alarcos, destacando una serie de túmulos funerarios alejados del opidum principal, ya que al considerarse los enterramientos como lugares sagrados se hacían en el extrarradio de la ciudad. También en ese mismo lugar se ha hallado una “falcata”, o espada ricamente ornamentada, lo que da a entender que ese enterramiento era de alguien principal en esa sociedad. Un “Príncipe de Alarcos” cuyos restos no se han encontrado y que era un fiel representante de la aristocracia guerrera de la época. Es de suponer que fue enterrado con un ajuar mayor que, al no haberse encontrado tampoco, sugiere que pudo ser esquilmado en épocas anteriores. Estaríamos ante una necrópolis parecida a la hallada en Arjona (Jaén), en la que también se encontró el enterramiento de un “príncipe íbero”, aunque esta vez acompañado de un importante ajuar. En cualquier caso el cementerio íbero de Alarcos confirma la importancia de un poblado que pervivió en la zona durante algo más de 500 años, entre los siglos V a.C. y el siglo III, y que podría ser un nuevo vestigio de la existencia de una importante necrópolis perteneciente a Alarcos, si se cuentan los restos hallados hace 20 años cerca de la ladera del cerro y una efigie encontrada en los años 60 «fuera de contexto, pues no había una necrópolis cerca», en palabras de la profesora titular García Huerta, quién junto a David Rodríguez ha comandado esta nueva campaña arqueológica.

El proceso de conquista romana dio al traste con esta floreciente cultura y tuvo como consecuencia el abandono del lugar. Hacia fines del siglo III a.C. la ciudad comienza su declive y se produce un proceso de abandono paulatino. Es posible que hasta el siglo I a. C. se siga utilizando el santuario dando paso poco después a un largo período en el que cerro estuvo deshabitado. Mucho después y tras un sueño de más de mil años, Alarcos renace gracias a la expansión islámica, volviéndose a ocupar hacia el siglo X. La historia del Alarcos árabe, la historia de Al Arak, es más conocida que todo lo anterior por la épica batalla que supuso la derrota cristiana y que situó las tierras de la actual Ciudad Real bajo la órbita musulmana convirtiéndolas en frontera hasta 1212. A modo de conclusión podemos decir que Alarcos y por extensión el término de Ciudad Real tiene una historia de ocupaciones humanas que se remontan a miles de años  y aunque a día de hoy no conozcamos más que una mínima parte, no podemos olvidar que Alarcos debe seguir siendo la referencia del inicio de la historia y origen de Ciudad Real, pues antes de 1255 estas tierras ya habían acumulado una esplendora historia forjada con el trabajo, el sudor y la sangre de miles de antepasados nuestros.

Para terminar sólo me queda desear a los lectores de La Tribuna de Ciudad Real unas muy felices fiestas en honor a nuestra Patrona, la Virgen del Prado.

fotografía de Tomás Fdez-de Moya extraída de la web www.latribunadeciudadreal.es

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Written by Miguel Angel Rodríguez
He sido muchas cosas, ahora solo un ciudadano de a pie que expresa su opinión sobre los asuntos de su interés, que son variados. Si no os gusta lo que leéis podéis seguir circulando. Sin acritud. Per aspera ad astra.