La serie “Juego de Tronos” suscita unas pasiones que, si no las llevas más allá de la afición por las series televisivas, pueden ser hasta recomendables. Otra cosa distinta es que PODEMOS, y en concreto Pablo Iglesias, la eleve a compendio de la política y la utilice para explicar el presente de su acción política en España. Con esta lógica podemita, si García Page es el que ocupa el Trono de Hierro en su palacio toledano, el vicepresidente podemita García Molina se ha convertido en la “mano” del rey. Page conquistó el Trono de Hierro a base de intrigas y pactos, no por ganar la guerra, que no la ganó. Perdió en todas las provincias (reinos, si hablamos de la serie), en votos y en escaños. Sus fuerzas quedaron muy menguadas y se tuvo que aliar con una estirpe enemiga para hacerse con el trono. Dijo por activa y por pasiva que nunca se aliaría con ellos, ahí están las hemerotecas. Dijo que si perdía la guerra contra su señor, Pedro Sánchez, se retiraría. Ni lo uno ni lo otro. Page no tiene palabra y no es de fiar. Todo por conservar el Trono de Hierro. Un trono que sabe que no le pertenece por derecho. Pero de momento en sus ensoñaciones puede poner en sus tarjetas de visita “García Page: el primero de su nombre”. Y es cierto que ha sido el primero en muchas cosas. Ha sido el primero en hacer que falten 600 docentes en Castilla-La Mancha a día de hoy, en el peor y más caótico inicio de curso escolar que se recuerda. Por no hablar de los colegios cerrados, esos que nunca se cerraron en tiempos de Cospedal. Para Page y para los sindicatos afines, los que le aplauden, la educación no es una prioridad. Las camisetas verdes aguardan bien planchadas hasta que vuelva a gobernar el PP. También ha sido el primero en engañar con las listas sanitarias. Se ha  dedicado a jugar con la salud de los castellano-manchegos en una cuestión de la que no dejaron de hacer política ni un solo día durante el Gobierno de Cospedal. En la actualidad se están afanando en borrar las estadísticas que no les interesan que salgan a la luz, y así, los pacientes de Cirugía Menor que antes se contabilizaban, los han suprimido de un plumazo. Hay agendas cerradas en especialistas y se han creado listas de espera para las listas de espera. En esto también ha sido el primero.

Y como decíamos al principio, también ha sido el primero en otra cosa. Ha sido el primero en meter en su gobierno a PODEMOS. Un partido antisistema que quiere romper España. Tenemos el dudoso honor de ser la primera comunidad autónoma en tener a podemitas a los mandos del timón de nuestra región. Con mando en plaza. De momento nada más llegar y se han repartido los sueldos, asesores y prebendas correspondientes y se ha calculado que la entrada de PODEMOS en el Gobierno nos va a costar a los castellano-manchegos unos 600.000 euros, cien milloncejos de las antiguas pesetas. Por eso, esta semana que se celebra el Debate sobre el Estado de la Región, tendremos que asistir al espectáculo de escuchar como parte del Gobierno de Castilla-La Mancha a los que se han posicionado claramente a favor de un referéndum ilegal. A los que con sus actitudes y sus palabras han dado alas a los delirios separatistas que consideran a Otegui un hombre de paz. Con esos no quiero ir a ningún sitio y si a Page le queda algo de dignidad, antes de que llegue el día del debate debería cesar a su vicepresidente podemita que en plena ofensiva hispanofóbica y anti española se fue a Barcelona a reunirse con Oriol Junqueras, uno de los máximos “arquitectos” del delirio independentista. Si llegamos durante esta semana a ese debate sin que ese cese se haya producido, García Page habrá traicionado definitivamente a una tierra y a unos hombres y mujeres que nos sentimos profundamente españoles y comprometidos con nuestra Constitución, con el Estado de Derecho y con la indisoluble unidad de España, que es la que da fundamento a nuestra Carta Magna, como bien indica el artículo 2.

Share:
Written by Miguel Angel Rodríguez
He sido muchas cosas, ahora solo un ciudadano de a pie que expresa su opinión sobre los asuntos de su interés, que son variados. Si no os gusta lo que leéis podéis seguir circulando. Sin acritud. Per aspera ad astra.