nota prensa novHace unos años cayó en mis manos un libro escrito por el profesor Pin Arboledas, todo un experto en el análisis de políticas públicas desde su cátedra del IESE. Se titula “Los tsunamis políticos”. El nombre que da título al libro sirve al autor para explicar las diversas olas ideológicas que, “como poderosos tsunamis”, se han producido en los últimos años. Esas olas tuvieron su epicentro en un reducto intelectual concreto que posteriormente se fue expandiendo hasta que aparecieron sus apóstoles y el maremoto salió a la superficie. Así, la explosión del keynesianismo se produce tras la depresión de 1929 y su tsunami recorre el mundo después de la segunda guerra mundial. El liberalismo de Milton Friedman da origen a la ola neoliberal que se vivió a partir de finales de los setenta. Y la “tercera vía” de Anthony Giddens acabó con el tiempo y otras aportaciones ideológicas en el tsunami del “pensamiento políticamente correcto” -según la denominación del autor- que se ha instalado a principios del siglo XXI. Pin sostiene que esos tsunamis se pueden predecir porque, previamente, su epicentro se detecta en determinados círculos intelectuales y científicos y por ello se puede estar preparado para sus consecuencias. Salvando las distancias, históricas e intelectuales, en las pasadas elecciones locales y autonómicas en España se vivió esa especie de tsunami, propiciado por la irrupción de partidos que hasta el momento no existían. Esos partidos, en buena medida productos del marketing y la televisión, prometían regeneración y bienestar para todos. Prometían acabar con lo que ellos denominan “casta”, representada por el PP y el PSOE, prometían en definitiva un tiempo nuevo. Parecía estar saliendo a la superficie un nuevo tsunami ideológico que haría temblar las estructuras de los que venía siendo la política tradicional. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho. En la práctica y oculto bajo su bonita literatura neo revolucionaria, lo que estaba escrito con tinta invisible, de esa que tienes que aplicar calor al papel para que aparezca, era que había que acabar con los gobiernos del Partido Popular fuera como fuera.

En Ciudad Real ese pacto escrito con tinta invisible, ha aupado al Gobierno municipal a un Partido Socialista que gobierna sin haber ganado las elecciones y sacando un resultado peor que hace cuatro años. Siendo esto grave, lo más grave son las consecuencias prácticas de esa pesada mochila que lleva encima “esta nuestra alcaldesa”. Es el odio al PP el que amalgama a elementos procedentes de Izquierda Unida, el Partido Comunista, las Plataformas anti deshaucios, los colectivos quincemayistas…con el PSOE municipal. Los frutos de ese pacto de perdedores están ya a la vista. El PSOE municipal ante la pregunta formulada por el Grupo Popular, en el sentido de si van a asistir a actos festivos que conlleven asistencia a misas y procesiones, contestó que iban a separar lo público de lo religioso excepto tres días al año que sí irán a misa y posesionarán. Luego rectificaron y añadieron un cuarto día en plena canícula estival. Muchos teníamos claro que ese pacto de perdedores no tardaría en hacer aguas, pero jamás pensamos que iba a ser tan rápido ni tan evidente. Es lo que pasa cuando se pretende “gobernar para la mayoría”, en vez de gobernar para todos. Que la Virgen del Prado nos ayude y nos guíe en nuestro compromiso de lograr un mejor bienestar para los ciudadrealeños. Felices fiestas.

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Written by Miguel Angel Rodríguez
He sido muchas cosas, ahora solo un ciudadano de a pie que expresa su opinión sobre los asuntos de su interés, que son variados. Si no os gusta lo que leéis podéis seguir circulando. Sin acritud. Per aspera ad astra.