Paseando por la Gran Vía madrileña y a poco que uno se fije, no es difícil encontrar un majestuoso edificio que da a varias calles, conocido tradicionalmente como Casino Militar de Madrid, hoy Centro Cultural de los Ejércitos. En su acceso principal se aprecia un relieve con la efigie de un guerrero clásico y el lema latino acuñado por Vegecio hacia el año 390: “si vis pacem, para bellum”, traducido, si quieres la paz, prepara la guerra. En la literalidad de la frase no cabe duda de lo imprescindible que era para el autor disponer de una fortaleza militar que disuadiera a los enemigos de un hipotético ataque. El autor pensaba que una apariencia de debilidad podría alentar a sus adversarios para agredirlos y por eso era necesario prepararse para la guerra, y así tener más posibilidades de mantener la paz. Evidentemente, el mundo actual con sus intereses y alianzas geopolíticas hacen que la situación no sea comparable, pero lo que está claro es que aún en una situación de paz, las naciones tienen que seguir invirtiendo en su defensa y en sus Fuerzas Armadas. Ojalá éstas no fueran necesarias y todos los conflictos se resolvieran pacíficamente, pero por desgracia mientras esto no sea así, seguiremos necesitándolas. A lo anterior habría que sumar lo que la industria de defensa supone en términos de PIB y de creación de riqueza y de puestos de trabajo.

 Por otro lado, es habitual ver, en las concentraciones y manifestaciones acaecidas en España en estos meses, pancartas con eslóganes más o menos ingeniosos y oportunistas en relación a la Banca, a los políticos, al Gobierno… y entre esos eslóganes, casi todos demagógicos, me molesta profundamente leer algunos como aquéllos que dicen “gastos militares para escuelas y hospitales” y otras lindezas por el estilo, como si el “gasto militar”, según su terminología, fuera un agujero negro que se tragara el resto de partidas presupuestarias destinadas a otros fines y menesteres mucho más loables y necesarios que los de la Defensa Nacional.

 Esos que enarbolan la pancarta en cuestión deben saber que el Ministerio de Defensa dispondrá en 2013 de un 6% menos de presupuesto que en 2012 (algo menos de seis mil millones de euros), contribuyendo así al igual que el resto de ministerios al cumplimiento de los objetivos de déficit marcados por el Gobierno de España. Pero a la vez que se contribuye al objetivo financiero común, hay otro objetivo no menos importante, que es el mantenimiento de las capacidades operativas imprescindibles para que las Fuerzas Armadas puedan cumplir sus misiones y ejecutar los compromisos adquiridos. La austeridad y la ejemplaridad que son la tónica general en la conducta de nuestras Fuerzas Armadas, han marcado la elaboración de estos presupuestos y eso significa que habrá que seguir haciendo esfuerzos para ser más eficientes, establecer unas prioridades claras que permitan seguir garantizando la seguridad de España y de nuestras tropas, cumplir con los objetivos básicos asignados a la defensa y contribuir a la reducción del déficit. Hay que aclarar que esto no afectará a las operaciones en el exterior, porque esas misiones se financian con cargo al Fondo de Contingencia, no con el presupuesto del ministerio como bien ha recordado el secretario de Estado de Defensa en una entrevista reciente en la Revista Española de Defensa. Las operaciones en el exterior le aportan a España un bien ganado prestigio en el mundo, por no hablar de la obligación que supone el cumplimiento de los compromisos derivados de nuestra pertenencia a organizaciones internacionales.

 Quizá a algunos de los que alegremente repiten los eslóganes del falso pacifismo les falta lo que se ha dado en llamar “cultura de Defensa”, que es la gran asignatura pendiente en nuestro país. Es necesario superar la visión desfasada según la cual la seguridad y la defensa de los españoles recae exclusivamente en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y las Fuerzas Armadas y empezar a pensar que es responsabilidad de todos, cada uno desde nuestros respectivos ámbitos de actuación. Es conocida la gran importancia que este concepto de “cultura de Defensa” tiene para el actual titular del ministerio, Pedro Morenés, quien hace escasas fechas en la entrega de los premios “Defensa 2012” defendió la necesidad que tiene España de «identificarse con aspectos importantísimos» para su propia seguridad y nos pidió a los presentes un «esfuerzo máximo» para trasladarlo a la ciudadanía, porque «España necesita en estos momentos cultura de Defensa», en palabras del propio ministro. Se trata de convencer a la sociedad española de la relevancia que tiene la defensa para la seguridad de España.

 Pues en ello estamos. Vegecio ya lo tuvo claro en tiempos pretéritos y ahora en pleno siglo XXI debemos ser capaces de actualizar su mensaje y entender que si queremos la paz en España y en el mundo tenemos que tener unas Fuerzas Armadas adaptadas a las actuales circunstancias económicas pero a la vez modernas, eficientes y preparadas para cualquier eventualidad.

 

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Written by Miguel Angel Rodríguez
He sido muchas cosas, ahora solo un ciudadano de a pie que expresa su opinión sobre los asuntos de su interés, que son variados. Si no os gusta lo que leéis podéis seguir circulando. Sin acritud. Per aspera ad astra.