La semana pasada los dirigentes catalanes han tomado dos decisiones aparentemente contradictorias pero que ilustran a las claras su forma de entender las relaciones de Cataluña con España. Por un lado, han formalizado la petición de 5.023 millones de euros al Fondo de Liquidez Autonómico, lo que supone un 28% de la cantidad total de dicho fondo. No en vano Cataluña ostenta el triste récord de ser la comunidad más endeudada acaparando el 30% de la deuda autonómica. Por otro lado, han amparado y respaldado una multitudinaria manifestación independentista en la que participaron destacados miembros del gobierno catalán.

 El presidente de la Generalidad, Artur Mas, compareció un día después para hacer balance de la manifestación. Previamente a la misma, Artur Mas declaró a preguntas de una periodista de la BBC que sin el pacto fiscal «el camino hacia la independencia está abierto». También el líder de Unió, José Antonio Duran Lleida, pidió ayer al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que entienda «el clamor de la manifestación» que demuestra que «Cataluña no quiere vivir en las actuales circunstancias de ajustes fiscales». Pese a estas declaraciones Duran Lleida fue abucheado al incorporarse a la marcha e incluso algunos manifestantes acabaron lanzándole monedas.

 Los del resto de España no terminamos de entender esta forma de prefabricar una identidad nacional en base a un nacionalismo excluyente. Nacionalismo, por cierto, que no existía antes de que la burguesía catalana de principios de siglo XX quisiera hacer caja aprovechándose de los momentos de debilidad que vivía España en los albores del siglo, embarcados en una guerra colonial que acabó con las pocas posesiones en ultramar que aún nos quedaban. Ahora, en un momento harto complicado para España vuelven a la carga intentando “repintar los blasones de su casa”. Rememorando un pasado nacional inexistente fuera de la Corona de Aragón que se integró plena y libremente en el seno de España. Se puede decir por tanto parafraseando a García Cárcel que “Cataluña está enferma de pasado” pero ese presunto pasado glorioso e independiente no nos puede hacer olvidar que lo del presidente Mas ha sido un órdago para encubrir la triste realidad de sus nefastas políticas en Cataluña, órdago con un imposible encaje constitucional, y él lo sabe. Desde el Partido Popular se ha pedido responsabilidad y lealtad a las instituciones catalanas porque “abrir el debate de la independencia no crea empleo, al contrario, trasmite inseguridad, zozobra e inquietud».

 Los políticos responsables no pueden añadir a la incertidumbre económica que tenemos, una nueva incertidumbre política y constitucional, porque tendríamos una España más fácil de apartar y más difícil de ayudar. En definitiva, no se deben intentar tapar las vergüenzas de Cataluña y de la mala gestión de sus dirigentes, tripartito antes y CIU ahora, con estas bravatas que no conducen a nada.

 

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Written by Miguel Angel Rodríguez
He sido muchas cosas, ahora solo un ciudadano de a pie que expresa su opinión sobre los asuntos de su interés, que son variados. Si no os gusta lo que leéis podéis seguir circulando. Sin acritud. Per aspera ad astra.